Espermatozoide era un pequeño que vivía en el país Testículo del planeta Hombre. Espermat, como lo llamaban sus amigos con cariño, nunca fue el mejor de la escuela; aprendió a sumar ni a restar.

En lo que nadie le ganaba era en la clase de Educación Física; movía su larga cola como nadie lo hacía, logrando alcanzar altas velocidades; su cabeza era fuerte y dura.

Por ese tiempo llegó el rumor que en la ciudad Ovario del planeta Mujer, vivía una hermosa chica llamada Óvulo. Era tanta la belleza de aquella joven, que la tenía siempre en una cápsula muy segura, para que sólo el más fuerte pudiera tenerla,

En el país Testículo todos estaban emocionados por esa chica, pero nadie como Espermat, quien había logrado obtener la fotografía de ella, guiado por su amor, llevó a cabo muchas averiguaciones; se enteró que trasladarían a Ovuloa un lugar donde ya nadie podría alcanzarla, iría por el camino trompas de Falopio, era ahí donde Espermat aspiraba alcanzarla.

Para poder ir al planeta mujer, debería esperar a que hubiera un eclipse e amor, momento en el cual se unían el planeta Hombre con el planeta Mujer.

Al fin llegó, ocurrió el eclipse de amor y Espermat se introdujo en el planeta Mujer decidido a llegar a su meta; pero él no iba solo, cientos de sus amigos lo acompañaban. El camino era largo y duro, muchos de lo que habían salido del planeta Hombre murieron, pero Espermat seguía luchando, aunque sentía que no podría más.

Justo en ese momento, apareció Óvulo con su cápsula, que era más fuerte de lo que él pensaba, pero no se daría por vencido. tomó impulso, preparó su cabeza y arrancó en dirección de su amada Óvulo. Movió la cola como jamás lo había hecho hasta que al fin hizo contacto rompiendo la cápsula. En el impacto perdió la cola, pero no le importaba, ya estaba con su amada.

Cuenta la leyenda que era tanto el amor de ellos dos, que el destino los premió al convertirlos en el planeta Bebé.